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«No eran D’Artagnan, Aramis, Porthos y Athos pero, al igual que estos, los canarios Benjumea, Guerra, Castiñeira y Alberiche le dieron una mortal e histórica ‘estocada’ al récord de España de 4×200 metros libre en aquel verano de 1956 en Las Palmas, rebajando ampliamente los 9 minutos (8.51.0) y postulando para unos Juegos Olímpicos (Melbourne) en los que los intereses políticos y la codicia humana, una vez más, dejaron a nuestros deportistas compuestos y sin Juegos. En este capítulo 17 de nuestro Centenario de la Real Federación Española de natación, recordamos aquella gesta, que fue mucho más que un simple registro en una tabla de récords».

Así comienza otro de los capítulos de la serie de reportajes que están publicando desde el Departamento de Comunicación de la RFEN y que en esta ocasión tiene acento canario.

Las cosas no suelen suceder al azar. La natación canaria, que explotó a principios de los 40, vivió una segunda edad de oro en los años 50 con nadadores realmente extraordinarios y, claro, como relataba Joaquín Morera en su ‘Historia de la natación española’, “indudablemente la noticia bomba de 1956 fue la consecución por una selección de Las Palmas de un sensacional récord en relevos 4×200 metros libres, bajando los nueve minutos”, una barrera más que psicológica.

La lectura de fondo de aquella gesta había que encontrarla en que nos encontrábamos en año olímpico (Melbourne 1956) y los nadadores ‘apretaban’ en busca de marcas de relumbrón con las que hacerse acreedores del billete para las Antípodas. Hasta ahí todo correcto. Y Canarias aprovechó -muy bien, además- el escenario (Las Palmas) y el gran momento de algunos de sus nadadores, para disputar un 4×200 libre de nivel.

En relación con esto último, otra fuente histórica y acreditada como el profesor Rafa Reyes, afirmaba que “durante muchos años, sobre todo en las décadas de los años cincuenta y sesenta, el potencial de un equipo de natación, club o selección, se medía fundamentalmente por el valor de sus relevos, sobre todo por el 4 x 200 libres en el sector masculino que se convirtió en todo un referente para valorar el poderío de ese equipo, algo que ocurría también en el sector femenino en este caso por el 4×100 libres ya que la incorporación del relevo largo fue algo más tardía”.

De ahí que el contexto fuera bastante propicio para la natación canaria, gran dominadora de esta prueba, liderada por sus representantes en los distintos Campeonatos de España de los años 1942, 1948, 1949, 1950, 1951, 1952, 1953, 1955, 1956, y 1959 con deportistas de la talla de Weller, Fernández, Díaz, Calamita, Cossío y nuestros cuatro ‘mosqueteros’ protagonistas: Jesús Benjumea, Manolo Guerra, ‘Manolín’ Castiñeira y Roberto Alberiche.

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