Si hablamos de experiencia, la experiencia en el equipo español de saltos tiene un nombre: Nicolás García Boissier. Ya estuvo en el Preolímpico de Río 2016 y lleva cuatro Campeonatos del Mundo consecutivos a sus espaldas, de 2013 a 2019.
El saltador canario tiene en el Preolímpico de Tokyo otro gran reto internacional, mayúsculo en este caso, pero sus tablas y camino recorrido pueden ser un factor clave en una competición donde la tensión se puede ‘cortar con un cuchillo’.
Muy pocas plazas para muchos saltadores en busca de un carísimo billete olímpico, y más sobre el trampolín de 3 metros.
En declaraciones al Departamento de Comunicación de la Real Federación Española de Natación, el grancanario se expresaba así «estoy muy ilusionado, al final el Preolímpico una competición que se da cada cuatro años (en este caso cinco) y un poquito de nervios siempre hay. Tokyo es la oportunidad de reflejar todo el trabajo del día a día y que de sus frutos ese esfuerzo y sacrificio».
También nos apuntó que su deseo es «afrontar la competición con la mayor calma posible, que el trabajo está hecho. Y con la convicción de que saldrán las cosas y que si se salta como uno sabe, seguro que se conseguirá esa plaza que no se pudo obtener en Río». Y concluyó diciéndonos: «Vamos a por todas, un saludo grande para todos y gracias por los ánimos».
Fotografía: Nicolás, en un entrenamiento reciente.